Existe una dieta que ayuda no solo a mantener una alimentación balanceada, sino que nos podría ayudar a mejorar nuestra longevidad. No es un régimen restrictivo que esté ligado a la pérdida de peso, sino se trata de una dieta muy sencilla que puedes integrar poco a poco.
Se trata de la dieta mediterránea, que pone el foco en los vegetales, frutas, granos y semillas, mientras evita los alimentos procesados o refinados.
Un estudio llevado a cabo a lo largo de 25 años con una muestra de 25,000 mujeres demostró que quienes seguían esta dieta resultaban más longevas que quienes no lo hacían, según la información que la doctora Samia Mora, cardióloga y profesora de medicina en la Facultad de Medicina de Harvard, compartió para CNN.
¿Por qué la dieta mediterránea podría ser buena para la longevidad?
Esta dieta aporta muchos beneficios para la salud, como reconoce la doctora Samia Mora al mencionar que esta dieta reduce el riesgo a padecimientos cardiovasculares y puede reducir el riesgo de cáncer.
Los beneficios de esta dieta, pese a no ser inmediatos, pueden hacer la diferencia en la salud en general. Se ha demostrado, según datos de la Asociación Estadounidense del Corazón, que las personas que se apegan a la dieta mediterránea mejoran la salud de su cerebro y su corazón.
Según el estudio que se realizó, “hubo un aumento gradual en el beneficio: cuanto más comprometido, mayor beneficio”, mencionó Shafqat Ahmad, profesor asociado de epidemiología molecular en la Universidad de Uppsala en Suecia, para CNN.
Con esta dieta, además, se reduce el riesgo a algunos padecimientos que son más comunes en mujeres que en hombres, como los siguientes.
- Cáncer de mama.
- Depresión.
- Diabetes.
- Colesterol alto.
- Pérdida de memoria.
¿Qué es la dieta mediterránea?
Literalmente, esta es una dieta basada en los principales hábitos alimentarios tradicionales de países mediterráneos, como menciona la Asociación Estadounidense del Corazón. No es una dieta rigurosa y se caracteriza por ser sencilla.
Incluye alimentos como las plantas, frutas, verduras, cereales integrales, legumbres y semillas, además de aceites como el de oliva. Se pueden incluir productos lácteos, huevos, pescado y aves en bajas o moderadas cantidades. Este tipo de dieta se centra en alimentos de origen vegetal y mínimamente procesados.
Incorporar la dieta mediterránea a tu día a día no es muy difícil de lograr, aunque lo más recomendable es consultar primero a un especialista en salud o nutrición para saber si es lo mejor para ti.
Uno de los primeros pasos es asegurarse de estar comiendo más verduras y fibras, además de incorporar aceite de oliva extravirgen en lugar de un aceite convencional.
Reducir las comidas procesadas y las carnes rojas también es otro de los grandes pasos. Para obtener las proteínas se puede recurrir a una dieta con muchas legumbres que aporten lo que el cuerpo requiere. Incorporar frutas y azúcares buenos a tu dieta puede ser todo un reto, pero los beneficios a largo plazo hacen que valga la pena.
Recuerda que antes de abordar un régimen alimenticio, puedes consultar a un especialista de la nutrición que te guíe de manera personalizada para tener un plan alimenticio completo y de acuerdo con tus necesidades.
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