La manifestación es un buen recurso de apoyo para enfocarnos en nuestros sueños y metas. No eres la única en hace uso de esta práctica espiritual para visualizar tu vida soñada. Pero, como todo, llevar la manifestación a los extremos nos puede traer más mal que bien. Manifestar no siempre es bueno para tu salud mental.
No se trata de que dejes de lado aquello que te ayude a sobrellevar tus días o concretar tus objetivos, pero siempre es mejor buscar un equilibrio. Nosotras te explicamos por qué manifestar no siempre es la mejor opción.
Manifestar no siempre es bueno para ti, por estas razones

Manifestar es una práctica que nos sirve de guía, la psicóloga clínica Caroline Hexdall explica para el portal The Healthy que la manifestación es la concentración enfocada hacia un deseo. Considera que mediante “pensamientos, sentimientos, y acciones con propósito, lo deseado se manifesta”.
Es la creencia de que, con una actitud y mentalidad optimista, “podemos atraer cosas a nuestras vidas mediantes nuestras intenciones, creencias, pensamientos y emociones”. Esto explica Denise Fournier, profesora adjunta de psicología en la Universidad Sotheastern en Florida.
En tiempos recientes hemos visto este hábito llevado a un extremo peligroso, acercándose más al pensamiento mágico. En otras palabras, para que la manifestación surta efecto, debemos realizar las acciones pertinentes que nos orienten a alcanzar nuestros objetivos.
El pensamiento mágico, al contrario, es la tergiversación que comprende manifestar como la simple acción de “desear algo con todas tus fuerzas y tener pensamientos lo suficientemente positivos como para que se manifieste en la realidad”, explica Fournier. Lo que resulta atractivo de esta concepción es la falta de intervención, dejar todo a manos del Universo sin hacernos cargo de nuestra propia vida.
Pensar optimistamente sí nos ayuda a forjar una postura más resiliente y fuerte, pero no es recomendable llevarlo al extremo esotérico. El optimismo desmedido permite que establezcamos metas irreales, lo cual nos puede herir. Estudiantes de la Universidad de Queensland hicieron un estudio en el que investigaron los problemas que suscita la manifestación en casos extremos. Concluyeron que replantear nuestros errores y fracasos puede ser útil para sobrellevar los momentos amargos de la vida. No obstante, la manifestación llevada al límite puede causar la negación o la esperanza falsa.
Paul Hokemeyer, psicoterapeuta clínico, asegura para The Healthy que las personas que viven con condiciones como la depresión, ansiedad o TOC (trastorno obsesivo compulsivo) pueden dañar su salud mental. La razón de esto es que “una de las trampas de la manifestación es la lógica de que si los buenos pensamientos traen cosas buenas, entonces los malos pensamientos traen cosas malas”. Con esto concuerda el Newport Institute.
No es que manifestar sea completamente tóxico, pero ser un agente pasivo en nuestra propia vida sí lo es. Fournier aclara que si las personas logran lo que plasman en su ‘vision board’ es porque tomaron acción en sus vidas a través del compromiso y disciplina. Además, el contexto sociocultural en el que nos desenvolvemos juega un rol primordial en el proceso de alcanzar nuestra vida soñada.
Foto principal: Imagen de freepik
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