Una de las rutinas más íntimas que podemos tener, es la de bañarnos: ese momento en el que solo estás tú, el agua y nada más. De aquí surgen grandes ideas y hasta grandes “conciertos”.
Es probable que en medio de toda esa relajación, de manera accidental o intencional, al menos una vez hayas sucumbido ante el impulso de orinar.
Sin embargo, no deberías orinar en la ducha porque esta simple acción puede traer algunas consecuencias. ¿Sabías de esto? Es posible que no, por eso es que hoy te decimos por qué no deberías orinar en la ducha.
Por qué no deberías orinar en la ducha
Hay varias razones por las que te decimos esto, pero una de las respuestas resulta algo curiosa. De acuerdo con la doctora Teresa Irwin, uroginecóloga estadounidense que habló con el portal Body and Soul, orinar en la ducha tiene un efecto adverso en la asociación con el agua corriente y la necesidad de orinar.
¿Qué quiere decir exactamente eso de “efecto adverso”? Bueno, la especialista dice que “lo que sucede es que cada vez que escuchas el sonido del agua, tu vejiga querrá orinar, porque está acostumbrada a escuchar el sonido del agua en la ducha. Así que cada vez que lavas los platos tu vejiga, por así decirlo, querrá ir a orinar”. Esto podría pasarte en otros lugares, como una alberca o en una excursión a un sitio natural.
De manera más exacta Alicia Jeffrey-Thomas, fisioterapeuta certificada y especialista en suelo pélvico, dijo para el portal 7News que orinar en la ducha no es muy buena idea porque la respuesta psicológica que se tiene en la vejiga es comparable al efecto pavloviano.
Nos referimos al famoso experimento del perro de Pavlov, en el que el fisiólogo ruso tocaba la campana cada vez que ponía comida para un perro, por lo que eventualmente el animal comenzó a asociar la campana con la comida y comenzaba a salivar incluso cuando no había comida allí.
Por lo que “si orinas en la ducha o abres el grifo de la ducha y luego te sientas en el inodoro a orinar mientras el agua corre, estás creando una asociación en el cerebro entre el sonido del agua corriendo y tener que orinar”, explicó.
Cuando tu cuerpo esté condicionado a tener ganas de orinar con el agua corriendo, es poco probable que quieras satisfacer esas ganas en cualquier lugar. Entonces podríamos hablar de otros riesgos de salud por aguantar con mucha frecuencia la necesidad de orinar.
Los posibles riesgos de salud
De acuerdo con el doctor Jamin Brahmbhatt, cirujano urólogo del Orlando Health South Lake Hospital para el portal Health, además de autocondicionarnos a orinar con el sonido del agua, a raíz de esto se pueden debilitar los músculos del suelo pélvico.
En el caso de las mujeres, estar de pie sobre el asiento del inodoro o ponerse de pie en la ducha evita que la pared muscular de la vejiga se relaje. Como resultado, es posible que la vejiga no expulse completamente la orina, lo que debilita el suelo pélvico y más adelante eso puede aumentar el riesgo de sufrir incontinencia.
Por otro lado, orinar en la ducha puede no ser higiénico dado que la orina no es completamente estéril. Por ejemplo, en una regadera pública, es posible que se propaguen infecciones.
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