La honestidad es clave para cualquier relación que formemos, desde presentarnos como realmente somos hasta comunicar lo que sentimos. Sin embargo, una persona brutalmente honesta puede causar más daño que bien si no toma en cuenta los sentimientos de otras personas.
El egoísmo se refugia en la “honestidad brutal”, pues ser cruel o juzgar a los demás no es sano y mucho menos nutre los vínculos afectivos. Hay una línea muy delgada entre honestidad sana y honestidad tóxica, te explicamos por qué.
Ser brutalmente honesta vs. sanamente honesta
Es difícil confrontar problemas directamente sin ser cruel, la honestidad siempre es buena, sobre todo cuando ocultar la verdad causa daño. Por ejemplo, si alguien hace comentarios pasivo-agresivos, frecuentemente decidimos seguir la corriente para no causar conflicto en el ambiente. No obstante, ser honesta ayudará a poner un alto a estas microagresiones.
Por otro lado, comunicar nuestros sentimientos usando la honestidad ayuda a resolver conflictos eficientemente y sin perjudicar innecesariamente a otros. En ocasiones, entre amigas pedimos consejos ante ocurrencias del día a día, claramente no siempre estamos actuando correctamente y necesitamos una mente más objetiva que nos haga ver nuestros errores, de esta forma podemos crecer como personas.
La “honestidad brutal” es un concepto que ha dado origen a actitudes agresivas con intenciones hirientes, carentes de compasión y empatía, de acuerdo con el sitio Well and Good. Además, puede ser una forma de manipulación y abuso emocional que afecta la autoestima de las otras personas.
Psychology Today afirma que este tipo de violencia esta ligada con la negligencia emocional vivida durante la infancia. Muchas personas que crecieron en una familia donde las palabras estaban cargadas de crueldad, asumen esto como una forma de comunicación normal. Debido a la falta de cuidado emocional, crecen sin plantearse el efecto de sus palabras en las emociones de las personas.
En cambio, podemos promover la “honestidad sana” evitando enjuiciar o poner nuestras necesidades y deseos por encima de los de otros. Si te preocupa herir a amigas o familia en el nombre de la honestidad, lo mejor que puedes hacer es replantearte dos veces lo que vas a decir, así como considerar los sentimientos de la persona frente a ti. También es fundamental el respeto en nuestras relaciones, teniendo en cuenta los límites de las personas a nuestro alrededor.
Algunas expresiones comunes entre las personas brutalmente honestas son:
- “Sin ofender, pero…”
- “No quiero ser grosera pero alguien tiene que decirlo”.
- “Para qué pides mi opinión si te vas a enojar”.
Detectar estas actitudes puede ayudarte a evitar herir o, a poner alto a las personas y/o relaciones que te provoquen sentimientos negativos.
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