El descanso está directamente relacionado con la salud, al fundamental para que el organismo se recupere tras un día de actividad. De acuerdo con Medline Plus, en promedio, una persona adulta necesita dormir de 7 a 8 horas, tiempo que puede variar levemente dependiendo de condiciones específicas de la salud y estilo de vida.
Aunado a ello, la calidad e higiene del sueño son factores que influyen en el correcto funcionamiento de este proceso.
Te contamos qué es y cuáles son los beneficios que puede traer a tu cuerpo practicarlo.
Qué es la higiene del sueño
El portal de la Secretaría de Salud describe a la higiene del sueño como una serie de hábitos implementados en la rutina del descanso que ofrecen la posibilidad de conciliar el sueño con mayor facilidad, considerando que se trate de un lapso de calidad y reparador.
En tanto, la aseguradora BUPA Salud menciona que previene desajustes en los horarios de descanso, especialmente en quienes padecen trastornos del sueño como insomnio. La premisa va de identificar cuáles son los hábitos que nos impiden tener una buena calidad de descanso a la hora de dormir, para así tratar de disminuirlos y eliminarlos por completo.
Por último, el portal médico Elsevier asegura que este término es reconocido y promovido por la World Sleep Society, de la mano de su trabajo para promover la salud del sueño y combate a los padecimientos que interfieren con él.
Beneficios de tener una correcta rutina de descanso
Los beneficios de un buen descanso, según Medline, abarcan aspectos de todo el organismo. Los principales son una mejor concentración y desenvolvimiento de las activades diarias, hasta la reducción de riesgo de sufrir enfermedades crónicas degenerativas, al debilitar el sistema inmune, explica la Clínica Mayo.
Asimismo, la Fundación del Corazón añade que una buena higiene del sueño se traduce en aspectos emocionales, al propiciar la producción de serotonina, disminuyendo así la posibilidad de presentar cuadros de depresión y mejorar la memoria.
Hábitos principales de la higiene del sueño
Implementar la higiene del sueño en nuestra rutina diaria es una tarea relativamente sencilla, pues se trata de identificar los factores externos y provocados por el entorno que impiden tener descansos reparadores. Como sucede cada intentamos algo nuevo, se debe ser constante en estos rituales, hasta que el organismo se acostumbre y genere un ciclo personalizado por sí mismo.
Los hábitos principales de la higiene del sueño a considerar antes de realizarlo son los siguientes.
- No realizar actividades académicas o laborales al menos una hora antes de dormir.
- Evitar las siestas durante el día. Si se tienen no deben exceder los 30 minutos.
- Regular el consumo de azúcares, grasas, bebidas energetizantes y alcohólicas en la última comida que se realice.
- Usar la cama únicamente para dormir, sin lecturas, comidas u otras actividades en ella.
- Tener un entorno ordenado que proporcione seguridad y calma.
- Dejar el celular y dispositivos electrónicos lejos del lugar donde se duerme y, si es posible, limitar su uso apagando las notificaciones.
- Elegir una vestimenta cómoda y confortable.
- Establecer un horario fijo de descanso, respetando a diario la hora de dormir y la hora de despertar.
- Hacer ejercicio en las horas previas a dormir, hacerlo con poco tiempo de anticipación activa y estimula al cuerpo.
- Bloquear ruidos, luces y distractores externos que desconcentren a gran escala.
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