Si te ha pasado que tienes que levantarte a cierta hora pero aun así decides posponer tu alarma, o si terminas levantándote una hora más tarde porque apretaste el botón de “posponer” muchas veces, debes saber que estás dañando tu ciclo de sueño. Aunque esto puede parecer una inocente acción, lo cierto es que no es para nada recomendable y podría ser la razón por la que te sientes cansada durante el día. Por eso te decimos qué hacer cuando no puedes dejar de “posponer” tu alarma.
Sabemos que a veces es bastante tentador dormir cinco o 10 minutos más, pero si regularmente inicias de esta manera tu día, debes tomar cartas en el asunto. Despertar para apagar o “posponer” tus alarmas, dormir cinco minutos y que vuelva a sonar tu despertador no es nada bueno para tu cerebro.
De acuerdo con expertos, estas interrupciones de sueño pueden afectar tu rendimiento durante el día y hacerte sentir somnolienta a pesar de haber dormido ocho horas. A continuación te decimos qué hacer cuando no puedes dejar este hábito.
Qué hacer cuando no puedes dejar de ‘posponer’ tu alarma
1. Crea un horario habitual de sueño
Este problema hay que cortarlo de raíz, por lo que establecer un horario fijo de sueño te ayudará a acostumbrar a tu cuerpo a ciertas horas de descanso. Por ejemplo, si decides dormir a las 11:00 pm y despertarte todos los días a las 7:00 am, tu cuerpo debe saber que con ocho horas es suficiente y se levantará al escuchar la primera alarma.
Al principio puede parecer difícil, pero una vez que lo hagas, se creará un hábito que te beneficiará en muchos aspectos. Para lograr esto, evita usar tu celular una hora antes de dormir, no tomes café o alimentos con azúcar en la noche y no tomes siestas durante el día.
2. No te pongas horarios que no cumplirás
Tener un horario que sabes que sí puedes cumplir es fundamental. Por ejemplo, si te cuesta despertar evita poner alarmas a las 4:00 a.m., “para hacer ejercicio, meditar y leer un libro antes de iniciar tu día”. Si sueles levantarte a las 8:00 a.m., es muy poco probable que de un día para otro tu cuerpo quiera despertar cuatro horas antes.
Si tu objetivo es levantarte más temprano, hazlo de forma gradual. Por un mes configura tu alarma una hora antes; al siguiente mes, dos horas. No lo hagas de golpe porque lo único que provocarás es que pospongas tu alarma muchas veces. En pocas palabras: ni dormirás bien ni lograrás tu meta.
3. Pon tu alarma lejos de ti
Esto suena cruel, pero es efectivo. Poner tu despertador o celular a unos metros de tu cama es una gran manera de obligarte a levantarte para apagar la alarma. Normalmente, las personas colocan su despertador cerca de ellos (en una mesita o debajo de su almohada), pero esto es contraproducente si sueles posponerla.
Al levantarte y caminar para detener el sonido, evitarás posponer tu alarma desde la comodidad de tu cama. Eso sí, si tienes el sueño muy pesado, procura subir el volumen para que puedas escucharla.
4. Evita usar tu celular al despertar
Si ya venciste la tentación de posponer tu alarma, debes saber que hay otro factor que puede hacerte sentir cansada. Y ese es el uso del celular inmediatamente después de despertar.
En cambio, opta por hacer tu rutina de otra manera, ya sea que desayunes o te bañes primero. Evitar distracciones como las redes sociales mejorará tu concentración en las mañanas y el tiempo te rendirá más.
5. Las pequeñas acciones harán la diferencia
Una vez despierta, siéntate por unos minutos y comienza tu día ordenando tu cama. Después toma un vaso con agua y empieza con tus actividades normales. Cepillarte los dientes, desayunar, bañarte, hacer ejercicio, sea cual sea tu rutina, es fundamental que el primer paso que des sea vencer al sueño y activarte.
También puedes optar por prender la luz, abrir las ventanas una vez despiertas o escuchar tu música favorita. Esto hará que el sueño se vaya y puedas empezar tu día con el pie derecho.
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