El 1° de diciembre de 1955 es una fecha histórica en la lucha por los derechos civiles en Estados Unidos. Esta lucha tiene nombre propio: Rosa Parks. Hablamos sobre la mujer que no cedió su asiento en el autobús e inició una revolución.
Aunque este fue uno de los hechos más trascendentes en la vida de Parks, ella ya era activista de los derechos civiles desde la década de 1940. Pues en esos años puso su empeño en registrarse para votar, lo cual era una carrera de obstáculos para personas negras.
El sitio web de Amnistía Internacional menciona que Parks pudo conseguir su derecho al voto hasta el tercer intento, en 1945. Sin embargo, su labor en los derechos civiles no paró ahí y, de hecho, Rosa Parks los cambió para siempre.
La historia de Rosa Parks
Rosa Louise McCauley fue su nombre de soltera y nació en Tuskegee, Alabama, el 4 de febrero de 1913; es decir, hoy hubiera sido su cumpleaños. Era hija de una maestra y un carpintero. Parks creció con su madre, su hermano y sus abuelos, quienes también fueron luchadores por la igualdad racial.
Estudió en la escuela local para niñas afroamericanas, donde su madre ejercía como maestra. Tras aprobar la primaria, acudió a otro centro para conseguir su diploma de secundaria, pero su madre enfermó gravemente y tuvo que dejar los estudios con 16 años para cuidarla.
Logró conseguir trabajo como costurera en una fábrica de camisas de Montgomery, y, ya casada con Raymond Parks (barbero de profesión y miembro activo de la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas Afroamericanas), obtuvo su título de secundaria en 1933.
Desde su niñez notó el contexto social de discriminación, pues la comunidad de color tenía vetado el acceso a piscinas, restaurantes y numerosos servicios públicos exclusivos para blancos. Mientras que en Montgomery y otras ciudades podían verse letreros de “solo para blancos”, o directamente, “negros no”.
Rosa Parks, la mujer que no cedió su asiento en el autobús
Conformada por coraje y resistencia, cuando Rosa Parks tenía 66 años se negó a dejar su asiento en el autobús 2857 de Montgomery. Como ya mencionamos, la gente negra tenía que restringirse a ciertas cosas y una de ellas eran los asientos en el autobús.
En esos años, en los autobuses las personas afroamericanas, de origen asiático e indígena solo podían usar los asientos traseros y cederlos cuando alguien blanco abordara. Sin embargo, como ella misma explicó: “No estaba cansada físicamente, ni más cansada de lo que solía estar al final de una jornada laboral. No era mayor, tenía 42 años. No, de lo único que estaba cansada era de ceder”.
También dijo estar harta de rendirse, de ser tratada como una ciudadana de segunda. “Mientras más obedecíamos, peor nos trataban”, mencionó, según Amnistía y por esas razones se negó a ceder su asiento.
De acuerdo con la UNICEF, a medida que el autobús recorría su ruta, comenzaron a faltar asientos y quedaron de pie algunas personas. Al darse cuenta de que había gente blanca de pie, el conductor paró el autobús para pedir a tres mujeres negras que se levantaran. Rosa Parks se negó a hacerlo, y no lo hizo ni cuando el conductor amenazó con denunciarla.
Después de ese acto, Rosa Parks fue arrestada, enjuiciada y condenada por transgredir el ordenamiento social.
Así inicio una revolución de derechos civiles
El 5 de diciembre de 1955, cuando se llevaría a cabo el juicio de Parks, comenzaron las protestas y un boicot contra los autobuses ese día. También esa misma fecha se creó la Asociación para la Mejora de Montgomery (MIA en inglés) con el objetivo de defender los derechos civiles de la comunidad negra.
Martin Luther King fue nombrado presidente de la organización, y ésta prolongo el boicot 381 días. El cual terminó con el fallo del Tribunal Supremo que declaró inconstitucional tal segregación, el 20 de diciembre de 1956.
Finalmente, para 1964, la Ley de Derechos Civiles terminaría prohibiendo la segregación racial en espacios públicos, así como la discriminación en el trabajo y la educación.
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