El término de “enfermedades de salud mental” lo pongo entre comillas porque creo que decir “enfermedades” es poco certero, muy categórico y que sataniza los temas de salud mental.
Considero que al poner categorías de enfermedad entonces la gente poco toma en cuenta esta salud, el cómo se siente, por qué y hacer algo para estar bien internamente, ya que a nadie le gusta que le digan “estás enfermo”.
Este espacio en Nosotras es para platicarte de mi camino sanador, mi camino a escuchar mi intuición y a encontrar la calma dentro de mí; claro, con altos y bajos constantemente. Hoy te voy a platicar de cuando me dijeron que tenía depresión.
Me considero una persona bastante consciente de cómo me siento, de mis problemas internos y de usar herramientas para estar en mi centro, cada vez más; a veces aplicando las herramientas en abundancia, y otras veces menos.
Así dije “hola” a la depresión
Cuando me convertí en mamá, el momento más mágico de la vida como mujer desde mi punto de vista, todos me decían: “es el amor más grande, no vas poder creer la felicidad que te da”. Eso y muchas otras frases, creencias de lo que era la maternidad desde el momento que cargas en brazos al bebé.
Sorpresa: para mí no fue eso. Sí, claro que había mucho amor; sin embargo, mucho miedo, frustración, tristeza, incomodidad, emociones que ni yo conocía. Después de mucho preguntar con amigas, familia, doctores y escuchar un clarísimo “es normal”, decidí buscar a un especialista, ya que mi interior sabía que algo no estaba “bien”.
Recuerdo cuando le platiqué mi sentir de que esa felicidad no llegaba y por primera vez el “Pau, eso no es normal, lo que tú tienes es depresión”. ¡Pum! Un trancazo inesperado. Por un lado una voz que me decía “Pau, ya lo sabías, te conoces muy bien y no es normal, pide ayuda y disfruta cada momento, lo que mereces es disfrutar” y otra “no le creas, tú tienes muchas herramientas como para estar deprimida”. Decidí escuchar al doctor, después de todo yo había pedido ayuda, y elegí seguir un tratamiento.
Ahí fue cuando por primera vez dije “hola, depresión” y sentí un alivio enorme, un peso se me quitaba de encima y sabía que ahí sería en verdad cuando por fin disfrutaría esa magia de ser mamá. Entendí que todo pasa, que se vale pedir ayuda y elegí platicar con ella. Se convirtió en un proceso de entender para qué estaba ahí, cómo me permitiría ser más yo y me comprobó lo importante que es escucharme y priorizar en todo momento. Sí, aunque fuera mamá.
Escúchate
Hoy te invito a que te escuches, a que sepas que no estás sola y que pedir ayuda es de valientes, a que esa “enfermedad mental” es más bien salud mental, salud interior, es escucharte y saber que a veces requieres de una mano.
¿Cuántas veces no has pedido ayuda para aprender a cocinar, para llegar a un lugar, para realizar un ejercicio? Y en esas veces nadie te dijo que estás “enferma”; entonces alzar la mano para trabajar la salud mental y poner orden dentro de ti está bien, es sano y, a veces, muy necesario.
Puedes encontrar esa ayuda en distintos lugares y con diferentes herramientas. En mi depresión lo hice con un psiquiatra, una psicóloga, el sound healing, barras de access, ejercicio, journaling y más. Entonces, ¿cuál es tu herramienta?
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