Año con año, los abrigos son la prenda perfecta para sortear el clima cambiante que suele volverse más notorio en los meses que abarcan el otoño e invierno, volviéndose una necesidad para mantenerte abrigada sin sacrificar tu estilo. Además, resultan una buena inversión considerando que son útiles para cualquier temporada, especialmente si eres una persona friolenta que prefiere estar preparada para cualquier escenario.
Estas son las razones que vuelven a los abrigos la prenda de otoño que es perfecta para cualquier ocasión y debes tener en tu armario.
Por qué los abrigos son la prenda perfecta para el otoño (y cualquier otra estación)
Los abrigos son prendas largas tradicionalmente confeccionadas en textiles térmicos que mantienen estable la temperatura del cuerpo, lo que los hace idóneos para las temporadas de otoño e invierno, cuando usualmente las temperaturas descienden abruptamente.
Si bien su comercialización se concentra en estos meses, lo cierto es que no es el único momento del año en el que pueden usarse, sobre todo si se vive en un lugar donde el clima cambia de un momento a otro. Razón por la que es una decisión acertada tener el menos un par de abrigos en el armario y usarlos cuando se amerite.
No existe un tipo de abrigo específico que pueda ser catalogado como la prenda perfecta, tanto para el otoño como para seleccionar la versión básica para un clóset cápsula. Para elegir cuál es el modelo que debes tener en tu armario deberás analizar un par de aspectos que ayudarán a tomar la decisión correcta, los cuales van desde el clima en el que te desenvuelves hasta preferencias puntuales sobre colores y materiales.
Qué tipo de abrigos debes tener en tu armario
Una alternativa viable para asegurarte de que te funcionará en los días más crudos del otoño como en un día a mitad de año cuando las lluvias comienzan, es apostar por uno de grosor medio, de modo que no sea ni demasiado caliente ni tan ligero como lo sería una gabardina.
Es recomendable darle prioridad a siluetas que sean ligeramente más holgadas que lo que son por naturaleza, para que puedas crear un look en capas con el que intercambiar piezas según lo requiera la temperatura. Así, cuando el frío sea intenso podrás llevar debajo un top de manga larga o suéteres de punto, mientras que en momentos donde sea soportable, puedas llevar únicamente una pieza debajo.
Por último, elige un color atemporal y, en caso de que tenga un estampado, procura que también sea algo que pueda pasar desapercibido y no transporte inmediatamente a una estación, como tal vez pueden hacerlo las combinaciones de rojo, vino, verde y negro en patrones cuadrados.
En su lugar, lo mejor es un tono neutro que combine con el resto de tu armario y vaya armónicamente con los colores que usas regularmente en tus atuendos. Las opciones que nunca fallan son los abrigos rosas, azul cielo, lavanda y camel.
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