Las relaciones humanas están caracterizadas por su complejidad. Sin embargo, en las sociedades existen muchas ideas generalizadas que se han perpetuado, sean ciertas o no. Se extiende la idea de que “el peor enemigo de una mujer es otra mujer”, ya que competimos las unas con las otras. Desgraciadamente, en ocasiones, esto es cierto, pero, ¿te has preguntado por qué se piensa eso?
Si alguna vez has apoyado acciones que minimizan, ofenden o atacan indirectamente a una mujer, Nosotras te explicamos su motivo, el cual nos permitirá destruir el mito de que “el peor enemigo de una mujer es otra mujer”.
En un mundo patriarcal, donde la configuración sociocultural sigue orientada hacia una autoridad y dominio del hombre sobre la mujer, es importante que seamos aliadas.
Orígenes de la “rivalidad” femenina
Según lo comentado por Noam Shpancer, doctor en Psicología Clínica, muchas veces se le atribuye al hombre el papel de competencia; sin embargo, estudios han demostrado convincentemente que el papel de la mujer como pasiva y poco competitiva, es equivocada.
La disputa, de acuerdo con Tracy Vaillancourt, tiene sus cimientos en la competencia intrasexual por parejas, que abarca la teoría evolutiva.
Por su parte, estudios han demostrado que las mujeres utilizan la agresión indirecta, porque se protegen al minimizar el peligro personal involucrado.
Por su parte, dicha “rivalidad” no solo se alimenta de características biológicas, sino por mecanismos sociales, que representa la misoginia interiorizada, una perspectiva patriarcal que busca alcanzar los ideales femeninos.
A medida que muchas mujeres llegan a considerar que los hombres las aprecian por su principal fuente de valor (los ideales y estereotipos físicos), como la juventud, la apariencia física y la belleza, se ven obligadas a luchar contra otras mujeres. Esto representa la manera en cómo en ocasiones, nos juzgamos y valoramos en función de la apariencia.
En una sociedad patriarcal y machista, para muchas mujeres la aprobación masculina se vuelve algo de gran importancia y así es como surge la “rivalidad” y la misoginia interiorizada.
Nuestra aliada: sororidad
La sororidad es un término derivado del latín “soror”, que significa hermana. De acuerdo con la antropóloga mexicana Marcela Lagarde, la sororidad comprende la amistad y alianza entre quienes se han desarrollado en el mundo patriarcal como “enemigas”.
Es percibirse como iguales para transformar nuestra realidad: luchar contra la violencia, discriminación e injusticias que compartimos. Principalmente, se trata crear y pactar vínculos con otras mujeres con la finalidad de escapar de los mecanismos socialmente aprendidos, en el que las mujeres somos rivales.
Maneras de practicar la sororidad
La Secretaría de las Mujeres facilitó 10 maneras en las que podemos transformar nuestra relación con otras mujeres.
- Dejemos de juzgar la apariencia física de las demás.
- La culpa no es de las víctimas, nunca.
- No cuestionar las decisiones de maternidad de otras mujeres.
- No justifiquemos la violencia contra la mujer.
- No apoyemos bromas o comportamientos machistas.
- Apoyemos a todas, no solo a aquellas que nos caen bien.
- No hagamos eco cuando alguien quiera hablar mal de una mujer.
- Dejemos de reproducir mitos y estereotipos sobre la mujer.
- Construyamos y formemos parte de redes de apoyo y espacios seguros.
- Sumemos a las mujeres que podamos.
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