Todos conocemos a una persona que clama y presume (con razón o no) de su conocimiento y exquisito gusto para los vinos. Pues bien, a esa persona no le va a gustar esta noticia.
Recientemente se hizo un “experimento social” o broma en el cual un sommelier inscribió el vino más barato que encontró a un concurso, solo con la intención de demostrar que no siempre lo que te muestran como “lo mejor” realmente lo es. Pero eso no es lo insólito, sino el hecho de que el vino barato ganó la competencia.
El vino de 50 pesos que inscribieron “de broma” a concurso y ganó
Recientemente, se puso en tela de juicio la seriedad con la que se selecciona al ganador del concurso internacional Gilbert et Gaillard, donde participan vinos de todo el mundo; pueden provenir de viñedos súper prestigiosos y normalmente involucran procesos 100% cuidados.
Sin embargo, como reporta el periódico argentino La Nación, esta prestigiosa competencia ha hecho titulares a nivel internacional tras haberle dado la medalla de oro a un vino que fue adquirido a precio muy bajo en un supermercado belga.
Lo que terminó abriendo un debate sobre el criterio de selección de estas competencias y sobre lo que realmente recomiendan.
Según el portal de RTBF, empresa de medios de comunicación donde se originó el experimento de inscribir un vino barato a la competencia, el sommelier Eric Boschman dijo sobre el evento: “Hay concursos anglosajones que solo tienen la intención de ganar dinero… Es muy caro inscribirse, es muy caro transportar, conseguir medallas en chocolate”.
¿Qué fue lo que pasó?
De acuerdo con el portal de RTBF, el experimento para el programa “On n’est pas des pigeons” (“No somos palomas”), después de seleccionar el peor vino comprado en un supermercado Delhaize, Eric Boschman envió la botella con el etiquetado modificado al concurso. El vino costó 2.5 euros, o el equivalente aproximado a 47 pesos mexicanos.
El especialista dijo lo siguiente. “Es muy sencillo, tienes que enviar el vino por paquetería urgente. Elegimos el concurso internacional Gilbert et Gaillard porque distribuyen medallas cada tres meses”.
“Antes de eso, solo hay un control: tienes que hacer analizar tu vino en un laboratorio y proporcionar las características como el nivel de alcohol y azúcar, por ejemplo”.
Pero que pese a este protocolo y controles necesarios, la botella cuya etiqueta había sido sustituida por etiquetas más bonitas, pasó las pruebas.
El vino pasó a llamarse Le Château Colombier con la adición de una hermosa paloma.
¿A qué se debió el triunfo de Le Château Colombier?
Según el portal de RTBF, el concurso de Gilbert et Gaillard tras haber deliberado, le otorgó una medalla de oro.
El cual recibió el siguiente comentario por parte del jurado: “Paladar suave y rico con aromas limpios y jóvenes que prometen una agradable complejidad. Muy interesante”.
Por lo que después de eso, terminaron por pagar 60 euros para comprar mil pegatinas que representaban la medalla.
¿Cuál es la razón de todo esto?
De acuerdo con el portal de La Nación, el objetivo de Eric Boschman era demostrar que lo que se elige como “lo mejor” no necesariamente lo es y que detrás hay una estrategia que hace que muchos acepten y corran a comprarlo, simplemente por el hecho de que recibió un premio.
Con lo que de esta manera pudieron comprobar que en las competencias no todo es lo que parece y que guiarse solamente por las distinciones, no siempre es la mejor opción.
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