¿Te identificas con el pensamiento o sentimiento de “¿no se ni qué hago, para qué lo hago o qué carajos estoy haciendo”?. Yo sí, y confieso que más de una vez me ha pasado que me siento sin sentido, sin rumbo. Esos días que me siento apática en lo que hago. Si te identificas no estás sola, creo yo que es normal y al mismo tiempo señal de que hay un reto y que la pregunta, la duda, el esfuerzo es que vamos en camino para brillar. ¿Por qué? Porque la incomodidad te expande y te mueve a crear.
¿Y qué hago cuando eso me pasa? Porque sé que es incomodo y a veces me desmotiva. Te comparto tres consejos que me permiten regresar a mi rumbo esos días de mente nublada que siento que es un día “sin sentido”.
Cómo reconectar en un día ‘sin sentido’
1. Mis 100 agradecimientos
Este es de mis ejercicios favoritos: hoja y pluma, y escribir una lista de 100 cosas/acciones/personas por las que doy gracias. La gratitud nos permite abrirnos a ver lo que nos rodea, lo que sí tengo. Es una energía de alta vibración que nos permite atraer abundancia. En estos agradecimientos también me gusta incluir la incomodidad porque es parte de mi crecimiento, a veces una caída me permite moverme a lugares que jamás imaginé. Por ejemplo, dejar un trabajo ha sido de los momentos más duros, no saber qué sigue o cómo sigue; sin embargo también lo agradezco porque de otra manera no estaría aquí hoy.
Te invito a realizar esta lista y comenzar a agradecer desde lo más obvio.
2. Carta para Paulina
Otro que es de mis básicos. No encontrar sentido va de la mano del amor propio, del reconocimiento que muchas veces buscamos hacia afuera ¿Qué pasaría si comenzaras a reconocer tu valor, tu potencial sin esperar a que otros lo hagan y vives para ti? Pregunta básica si sientes tu día sin sentido: y, ¿qué haría hoy si fracasar no fuera el problema?
Es aquí donde una carta a mí misma (a ti misma) es mi cereza del pastel. Escribirla como si quisieras felicitar a tu mejor amiga por el mayor de los logros. También, a veces incluyo es cómo me siento aunque sea incómodo, como si se lo contara a mi mejor amiga. Todo esto me permite expresar mis emociones, vivirlas y también reconocerme y valorar cada paso de mi día, mes y año.
3. La naturaleza y yo
El tercer consejo es conectar con la naturaleza, ello me permite reconocer que soy parte de algo mayor, que siempre puedo hacer lo mejor que puedo con lo que tengo. Por ejemplo, una planta: así llueva, diluvie, haga calor o frío, hace lo mejor que puede con eso, no está pensando “qué horror, mucha agua”, sino que lo toma y crece, continua su ciclo, y al mismo tiempo, las flores no florecen todo el año y todos los días, tienen un ciclo. Por ello encontrar un espacio con la naturaleza o comprarme unas flores me recuerdan los ciclos, los procesos y que siempre voy a florecer.
En la incomodidad o en la expansión estas aquí para algo, ese algo pueda evolucionar, transformar y reconocerlo nos permite disfrutar y valorar cada momento. Cada momento sin sentido tiene a su vez un sentido, el sentido de moverte de crear y de brillar. Brilla hoy y siempre con lo que tienes, desde donde estás, porque esa luz cada vez llegará más lejos e iluminará más espacios.
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