La salud femenina es un tema al que se le da creciente relevancia y podría decirse que en los últimos años se ha logrado avanzar significativamente en la divulgación de diversas afecciones, como cáncer de mama, cáncer cervicouterino, virus de papiloma humano (VPH), entre otras. Sin embargo, pese a que existe mayor información disponible, persiste un problema que afecta a muchas de nosotras: que nos dé miedo ir al ginecólogo.
Este temor a menudo se traduce en la postergación de exámenes y revisiones anuales que son fundamentales para prevenir y detectar afecciones de manera temprana.
Este mes de la prevención del cáncer de mama es el momento propicio para abordar la salud ginecológica de una manera más amplia y entender más allá de la ansiedad que podemos llegar a experimentar ante la inminencia de un chequeo.
¿Es normal que nos dé miedo ir al ginecólogo?
Según una encuesta realizada por la plataforma médica Doctoralia, el 45% de las mujeres mexicanas no acude al servicio médico ginecológico, y este dato refleja una problemática global. Pero, ¿cuáles son las razones detrás de este temor?
Conversamos con la doctora Verónica Capriles Villarroel, médico especialista en ginecología, obstetricia y colposcopia, quien nos explicó desde su experiencia profesional por qué nos cuesta tanto acudir a la consulta. A continuación enlistamos algunas razones.
1. Los procedimientos
Una de las primeras razones por las que hay miedo es el dolor durante la realización de los procedimientos. “La principal incomodidad de los pacientes es la posición en la que se tienen que acostar. Definitivamente no es una posición cómoda, pero estamos aquí para hacer que el momento sea lo más llevadero posible”.
2. Pudor y vulnerabilidad
Exponerse ante un profesional de la salud puede generar cierta vergüenza y más en este caso. “La posición ginecológica en sí, que es acostadas con las piernas abiertas, ocasiona incomodidad, tanto por pudor como por el miedo a sentirse vulnerables en esa posición. Estar en una posición vulnerable puede hacer que cualquier acto se perciba como ofensivo”.
3. Experiencias previas
La especialista comenta que hay pacientes que han acudido a centros de salud donde, quizás por el volumen o rapidez de las consultas, no se detienen para explicar cómo va a ser la revisión, su paso a paso, o no dan tiempo para que la paciente se relaje. Incluso algunas mujeres han expresado haber sentido dolor en los procedimientos en revisiones pasadas.
4. La posibilidad de un diagnóstico negativo
A nadie le gustaría recibir noticias preocupantes cuando se trata de la salud pero, si algo sucede, siempre es mejor saberlo en lugar de entrar en conductas de negación. En esee caso “la lesión o la alteración que tengas va a seguir avanzando a pesar de que creamos que nos sentimos bien”.
5. Sentirse bien
Aunque no se trata de un temor, este es otro punto importante, pues muchas veces pensamos que se debe ir al doctor solamente cuando hay algún malestar, pero no si todo parece estar bien.
Sin embargo, “no tener síntomas no quiere decir que no tengamos una enfermedad o que no haya alguna alteración. Definitivamente en la mayoría de los casos en momentos iniciales son asintomáticos, entonces sí hay que acudir, aunque nos sintamos bien, a nuestro control ginecológico”.
Cómo superar el miedo
Probablemente nunca será el momento más agradable del año cuando debemos agendar la cita ginecológica, pero hay algunos aspectos que pueden hacer más positiva la experiencia, pues se trata de un acto de autocuidado fundamental en cada etapa de nuestras vidas como mujeres.
Capriles Villarroel señala la importancia de “acudir con alguien que te genere confianza y que te sientas cómoda. No todas las pacientes son iguales, y la relación con el médico es fundamental”. La comunicación y la empatía del médico son clave para tranquilizar a la paciente.
Por otro lado, la experta recuerda que “la revisión ginecológica no debe doler, es incómoda, pues genera sensaciones de presión y ardor, pero no debería ser dolorosa”. Por lo que si en tus experiencias previas ha sido doloroso, podría ser recomendable buscar otro profesional de la salud.
Asimismo, es importante recibir la orientación del médico durante la revisión, además de explicaciones de los procedimientos y hallazgos. Es fundamental también hacerle al médico todas las preguntas necesarias para comprender sus indicaciones.
Las estadísticas son preocupantes
Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2021, el 78.6% de las mujeres mayores de 20 años en México no se realizó el Papanicolaou durante 2020, y el 84.4% no se sometió a una exploración clínica de senos.
Estos datos alertan sobre las graves consecuencias que tiene la falta de atención oportuna, ya que el cáncer de mama y el cáncer cervicouterino son dos de las principales amenazas para la salud de las mujeres en la actualidad. La ginecóloga y obstetra destaca que “el cáncer de cuello uterino sigue siendo la segunda causa de muerte por cáncer en la mujer mexicana”.
Es importante hacer una revisión anual
La detección temprana es un factor determinante ante cualquier enfermedad. En el caso del cáncer de mama, el tratamiento da una probabilidad de supervivencia del 90% o más si se detecta temprano, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud. Por su parte, para el cáncer de cuello uterino, la tasa relativa de supervivencia a 5 años es del 91% si se diagnostica en estadio temprano, según información del Instituto Nacional de Cáncer de Estados Unidos.
Sin embargo, un estudio publicado en The Lancet encontró que en México, aproximadamente el 70% de las mujeres con cáncer de mama que carecen de seguridad social comienzan su tratamiento en estados avanzados, mientras que las mujeres menores de 40 y mayores de 70 años tienen un mayor riesgo de diagnóstico tardío.
Lamentablemente el cáncer no es un tema lejano, pues en una encuesta hecha por la Fundación CIMA se reveló que el 9 de cada 10 personas conocen a alguien que sufre o sufrió cáncer de mama. Dentro de este panorama, el 47% tiene relación de primera mano con una persona que es familia directa o una amiga cercana, y el otro 53% sabe de alguien de forma indirecta, como una compañera de trabajo o un familiar no tan cercano.
Esto pone de manifiesto la necesidad de seguir trabajando en la concienciación sobre la salud femenina, seguir promoviendo la autoexploración de mamas, así como la realización de estudios clínicos orientados a la detección oportuna de cualquier anomalía. También es un recordatorio para vencer el miedo a las revisiones ginecológicas y motivarnos entre todas a cuidar nuestra salud.
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