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Fui su primera vez y sí estoy hablando de sexo

Ser la primera experiencia en el sexo es muy importante, no por los tabúes que hay sobre la virginidad, sino porque es el inicio de una nueva etapa en la vida de una persona y eso lo vuelve un momento especial.  

Yo confieso que fui la primera vez de alguien, pero no lo sabía y entonces no rifó como se debía. Así inicia esta anécdota que me gustaría no repetir; ponte cómoda para leer cómo fue ser la primera mujer en la vida sexual de un hombre menor que yo. 

En el momento que sucedió yo tendría unos 32 años, así que ya no me “cocía al primer hervor”, y él tenía 25, es decir, 7 menos que yo. A mí me gustan mayores de edad pero menores que yo y de eso ya les he hablado, si quieren leer, entren AQUÍ.

Ese día me invitaron unos compañeros del trabajo al cumpleaños de uno de ellos, fue en un bar de la Zona Rosa, como era cerca de mi casa decidí sí ir a tomar un par de cervezas y convivir un rato. 

Mi plan para nada era echar desmadre y menos de tipo sexual. Yo quería tomarme mis chelitas para llegar a mi casa a dormir como bebé, pero de repente todo se salió de control. 

Foto: Carlos Mejía / El Universal

Resulta que me estaban insistiendo que fuera porque me querían presentar al mejor amigo del cumpleañero, pues él ya me había visto en fotos y le había gustado, así que el plan era que se diera todo casual. 

Cuando llegué me estaban guardando una silla al lado de este chico, me lo presentaron como a las demás personas que no conocía. Él me pareció muy tímido, pero sí comenzó a hacerme la plática preguntándome sobre el trabajo. 

Y cuando terminé de tomarme mis 2 chelas, que son mi cuota máxima, les dije que me iba porque estaba cansada. Pero comenzaron a decirme que me esperara un poco más y este chico me sacó a bailar. 

Deben saber que yo tengo el ritmo por dentro pero no sé llevarlo a la práctica, lo hago pésimo y no aprendí a bailar ni aunque me metí a clases, pero era perreo y en ese género no necesitas saber mucho. 

Después de una ronda de baile fui al baño, él me acompañó. Cuando salí me acarició la cara y me dijo que se moría por besarme y pues ya estábamos allí, así que lo besé. 

Ese beso fue largo y nos prendió, así que lo metí al baño, aproveché que no había gente en ese momento y la idea era no tardarnos. 

Foto: Nicolas COMTE / Unsplash

Pero una cosa llevó a la otra y de pronto ya estábamos haciendo lo que se imaginan. Obviamente como estábamos en el baño no podíamos tardarnos y además nos acabábamos de conocer, así que lo sentí torpe y nervioso. 

Salimos del baño como si nada y si alguien se dio cuenta no pasa nada porque en esos lugares cualquier cosa de ese tipo es posible. Llegamos juntos a la mesa y pedí un refresco para quitarme la sed. 

Él seguía bebiendo como si se fuera a acabar la cerveza del mundo y seguimos pláticando sobre los planes que tenía cada uno para el fin de semana.

Después de otro rato en la mesa decidí despedirme, él insistió en acompañarme a mi casa porque era tarde y le dije que me iría caminando pues estaba muy cerca. Insistí que no, que podía irme sola, pero tampoco quise ser grosera ante su cortesía. 

Mientras caminábamos a mi casa me dijo que había estado padre la aventura y que le gustaba que fuera una mujer tan segura, pero que le hubiera gustado que tuviéramos sexo de una forma más tradicional, tranquilos, sin correr y en un lugar privado. 

Además también me contó que todo estaba planeado para que me sentara a su lado, que él estaba muriendo de nervios porque en serio quería conocerme. En ese momento entendí por qué el cumpleañero me había insistido tanto en que fuera.

Foto: Alexas_Fotos / Pixabay

Eso me dio ternura y me halagó pero inmediatamente me confesó que era la primera vez que había tenido sexo. Por supuesto que no le creí, pero insistió en que sí y que no tenía por qué mentirme en algo así, al contrario, que ser virgen a esa edad como hombre lo dejaba mal parado (comentario ultra machista). 

Me sorprendió mucho que no me lo dijera antes, por ejemplo cuando estábamos a punto de interactuar en el baño. Pero la verdad sí lo sentí inexperto, torpe, lento y cauteloso, lo que confirmaba que su confesión era verdad. 

No me gustó nada no saberlo porque creo que las primeras veces (de lo que sea que hagamos) son importantes, son el comienzo de etapas, de experiencias, de momentos y de recuerdos. 

La verdad no me hubiera aventado a ser su primera vez en el sexo y de haberlo sabido no lo hubiera sonsacado a que fuera en el baño de un bar de la Zona Rosa. 

Mientras caminábamos intentó tomarme de la mano, pero me incomodó y no lo dejé. Llegando a mi puerta quiso besarme otra vez pero no quise porque me imaginé que iba a querer entrar a mi casa. Me pidió mi WhatsApp y sí se lo di. 

Foto: Jeshoots-com / Pixabay

Esa noche siguió escribiéndome, yo llegué a bañarme y luego a dormir. Y en la madrugada, casi a las 5 de la mañana, me despertó el timbre. Era él, había regresado y quería subir a dormir conmigo. ¡Todo pésimo!

Salí y le dije que no podía quedarse en mi casa, pero estaba muy borracho, así que le pedí un Uber y lo mandé a casa, yo lo iba rastreando porque lo hice desde mi celular. 

Cuando llegó le llamé, me dijo que ya estaba adentro de su casa. Al día siguiente por supuesto que se moría de pena conmigo por todo lo que había hecho, por su mala copa. 

Quiso invitarme a salir pero le dejé claro que para nada estaba en plan romántico en esos momentos de mi vida, lo cual era real, ni con él ni con nadie. 

Luego me mandó invitación en Facebook, lo acepté y comenzó a aparecer en los lugares a los que iba, ya que yo siempre he compartido todo en mis redes sociales, incluidas fotos en tiempo real con ubicaciones. 

Siempre caía en el lugar fingiendo que era una casualidad encontrarnos hasta que fue una constante y me di cuenta. Dejé de publicar en tiempo real y él dejó de aparecer en los sitios a los que iba, por supuesto. 

Foto: Harris Vo / Unsplash

Lo eliminé de Facebook, al igual que de WhatsApp y me mandó una carta muy dramática como si hubiéramos tenido una relación de 10 años de novios. No le respondí nada. 

Siguió mandándome mensajes, unos eran para invitarme a salir, otros eran para contarme que estaba triste porque quería volver a verme y tener sexo conmigo de una forma romántica, me decía. 

Me cuesta mucho no ser empática, a veces por eso doy muchas oportunidades a las personas o dejo pasar cosas que no debería, hasta que un día me cansé y le pedí que no me volviera a buscar, que me sentía hostigada. 

Le pedí perdón por haberle arruinado su primera vez en el sexo, pero le dije que experimentara con otras personas, que yo no estaba interesada en lo más mínimo en tener nada con él, ni siquiera otra aventura de una noche. 

Hasta ese momento dejó de escribirme y buscarme, afortunadamente entendió. Pero mandó a su amigo a platicar conmigo, para que viera que realmente estaba clavado e interesado en mí. 

A su amigo, que era mi compañero de trabajo, le pedí que pararan eso, que me sentía muy incómoda con la situación. Y desde entonces preferí no salir con ese grupo de amigos laborales, para evitar otro encuentro con este chico. 

Foto: Anastasiya Badun / Unsplash

Una noche de sexo no planeada a veces es una gran aventura pero otras puede ser arrepentimiento total, como me pasó a mí. 

Reconozco que he cometido muchas imprudencias en mi vida, pero en este caso ni enterada estaba de la situación, así que sin tener toda la película completa no puedo ser responsable de esa desilusión que él vivió en todos los sentidos. 

Lo que sí lamento es que esa siempre será su primera vez y fue conmigo en un quickie. That’s all!

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Vanessa Pérez Vanessa Pérez

Subdirectora digital y experta en periodismo rosa, apasionada de contar historias, del futbol y del cine de terror. Durante los años que ha ejercido el oficio periodístico, ha coleccionado historias tuyas, suyas y NUESTRAS. Ahora... llegó el momento de contarlas. 

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