Si hablamos de mujeres en la industria de la moda podemos concluir que hemos sido grandes forjadoras en esta rama, desafiando y estableciendo nuevos “límites” desde la misma Coco Chanel hasta Phoebe Philo, pasando por Anna Wintour y Gabriella Karefa Johnson.
El poder femenino y la moda están intrínsecamente ligados: pareciera que uno existe gracias al otro y que la silueta del cuerpo femenino ha sido en gran parte desde donde se ha desprendido todo, inspirando a hombres y mujeres, y dejando de lado la necesidad primaria de solo cubrirlo del frío y de las inclemencias.
Mujeres en la industria de la moda mexicana
En México considero que también tenemos nuestras mujeres insignia que han ayudado e impulsado la moda en nuestro país. Mujeres que con fuerza y valentía han abierto las puertas y ventanas para las generaciones futuras. Pienso en Beatriz Calles, la modelo Daniela Cosío, la stylist Annie Lask y las propias Fabiola Zamora y Danae Salazar (editoras y fundadoras de 192).
Si sigo la lista podría extenderse varias cuartillas porque diseñadoras como Carla Fernández, Marika Vera y Bárbara Sánchez Kane (por mencionar solo algunas) han cruzado fronteras para llevar lo creado y hecho en México a los rincones más recónditos del mundo.
Hace 10 años era poco probable encontrar una marca mexicana en países lejanos y hoy, gracias a la visión, astucia, perseverancia y creatividad de ellas, es viable trascender fuera de nuestro territorio. Para las siguientes generaciones, se están abriendo caminos y posibilidades.
Para las mujeres en la industria
Se reconoce marzo como el mes de la mujer por el “famosísimo” y en ocasiones malgastado 8 de marzo, así que me pareció importante también hablar de todas esas mujeres (poco reconocidas) que con su arduo trabajo (muchas veces poco remunerado) mueven la industria textil, de maquila y calzado en nuestro país.
La mano de obra mexicana es causa, motor y fuente de creación de marcas nacionales, norteamericanas y europeas que manejan los más altos estándares de calidad. Las mujeres mexicanas, con sus manos maestras y su gran corazón imprimen pasión y amor en las piezas que fabrican que, a su vez, son en ocasiones la voz apagada de nuestra cultura mexicana.
Esta pieza es mi forma de agradecer a todas las que con sacrificio, resiliencia, arduo trabajo e inteligencia han ayudado a abrir camino y a acortar la brecha en la industria para abrir paso a las demás.
Las mujeres tenemos más de 130 años de rezago en cuanto a los hombres; por ello, no hay acción minúscula: todo trabajo, actitud, rebelión, paso que se haga a favor de la equidad siempre sumará, sin importar lo insignificante que parezca. Gracias, infinitamente. Gracias a todas. Ser mujer es un privilegio sin importar lo que nos quieran hacer sentir.
Con cariño,
Gina
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