Con la información que está disponible actualmente, sabemos que la violencia de pareja no son solo golpes ni gritos. La violencia, específicamente la psicológica, se manifiesta también con actos que podrían ser considerados normales dentro de las dinámicas de relaciones sexoafectivas. Una de las más comunes es la “ley del hielo”, que consiste en ignorar a la otra persona, acto que es un tipo de agresión.
En esto consiste la violencia que representa la “ley del hielo”.
Qué es la ‘ley del hielo’
Se conoce como ‘ley de hielo’ a la acción premeditada de ignorar a una persona, en este contexto a una pareja, con la finalidad de no permitirle expresar sus emociones, dar su punto de vista ni cualquier otro argumento que considere pertinente en el momento.
Un artículo de mente.org explica que la “ley del hielo” consiste en un trato silencioso aplicado en momentos específicos dentro de una relación. Este comportamiento puede presentarse sin un motivo aparente o también ser recurrente como forma de “castigar” al otro, sobre todo posterior a un desacuerdo o discusión.
La “ley del hielo” no tiene un período de duración exacto, ya que esto depende en mayor medida de quien la ejerza, pudiendo ser desde horas hasta días, o en casos extremos, semanas. Durante este tiempo, la víctima no recibirá ninguna respuesta de la otra parte por ningún medio de comunicación, llámese presencial o digital.
Por qué ignorar a tu pareja también es un tipo de violencia
Aunque parezca algo mínimo y en muchas ocasiones la “ley del hielo” sea algo normal en la dinámica de relación, en realidad este silencio es también un tipo de violencia psicológica que atenta directamente contra las emociones de quien la sufre, que a menudo se plantea escenarios que lo colocan como el culpable de este rechazo.
El portal psicológico Albiach detalla que experimentar episodios de “ley del hielo” genera dolor, incertidumbre y malestar por el rechazo que el silencio representa. Además de que deja sin recursos para conciliar a quien lo vive.
Entre las causas que propician se dé este comportamiento, está la incapacidad para lidiar con emociones o expresar sentimientos o el miedo a la confrontación. Asimismo, es un arma de manipulación, chantaje y/o castigo, que en ocasiones llega a tener fines coercitivos para lograr convencer que la otra persona haga algo o acceda a ciertas cosas.
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