No me dejarán mentir, ahora que la pandemia ha terminado hay una sensación de sobreconsumo, sobreexposición, sobreeventos, sobreactividades, sobreproducción, etc… Parece que al tenernos encerrados salimos desbocados del huacal y, sin pensarlo mucho, actuamos como si el mundo se fuera a terminar (y probablemente sí) con este sentimiento de urgencia, de comernos al mundo, de comprar, de viajar, de tomar, de ir a conciertos y festivales… todo lo que no pudimos hacer en dos años.
Dicho lo anterior, les cuento que yo personalmente siento una prostitución de la moda como nunca antes. Lo platicaba con una buena amiga que también hace estilismo y trabaja en Nueva York para una firma Italiana de gran prestigio, que las cosas en moda han cambiado DEMASIADO en el último año; ambas coincidimos en que la creatividad está en coma y con signos vitales bajísimos.
Hablábamos de cómo las marcas en ocasiones se arrebatan a las celebridades por vestir a billetazos y que la creatividad queda mermada a la hora de proponer para las alfombras rojas, contratos millonarios sobrepasan el gusto personal del artista y el equipo, las marcas buscan el ‘spotlight’ a cualquier costo y, si no estas arriba de la ola, todo el tiempo se siente como una crisis máxima.
Estamos como consumidores sobrexpuestos a ciertas marcas y productos, pero al mismo tiempo EL bolso más hot del momento pasó de moda “tres doritos después”.
La burbuja llamada “lujo”
A las marcas en general les gusta que TODOS traigan sus productos, incluso aquellas marcas de lujo esperan que sus productos más “accesibles” permeen hacia abajo para las “masas”. Pero, contrario a lo que podría pensarse, eso es una merma para la marca y el consumidor a largo plazo; como consumidores de a pie podríamos pensar que comprar un bolso o calzado de una marca de lujo va a tener una plusvalía a largo plazo, pero la realidad es que no siempre. Si, justo como ahora, las marcas están permeando demasiado y entonces TODO mundo tiene EL artículo de moda, entonces en unos meses habrá estado tan visto y usado que ya perdió su valor y prácticamente quedará en el olvido; no es como comprar un diamante, aunque se piense que sí.
Leía un artículo en donde dice que el mercado de lujo está en una burbuja de crecimiento acelerado y desproporcionado que no tarda en reventar (pero no es el único y de hecho la mayoría de las industrias se encuentran en esta disyuntiva postpandémica, “pre-WWIII”). Sin embargo, su desaceleración será en general menos dramática que el resto de las industrias que están solo esperando que los mercados se desplomen y que los indicadores macroeconómicos muestren lo que en realidad está sucediendo a nivel mundial.
Obviamente las marcas de lujo quieren crecer, pero su crecimiento desproporcionado y acelerado podría no ser tan benéfico a largo plazo y el ‘wear and tear’ podría dañar a sus clientes en la inversión que hacen; aunque, ¿en realidad importa? ¿Será que la clienta que compra y compra está dispuesta a perder su dinero con tal de traer siempre traer el ‘it item’ de la temporada? ¿Qué opinan?
Con cariño,
Gina
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