Un diagnóstico positivo a cáncer de mama es mucho más común de lo que pueda llegar a creerse. En 2020 fueron detectados 2.3 millones de casos nuevos en el mundo, y 685 mil personas, en su mayoría mujeres, murieron a causa del padecimiento, de acuerdo con datos recopilados por la Organización Mundial de la Salud.
Estas cifras hablan sobre la tasa de mortalidad del cáncer de mama, el cual, según indica la Revista Médica de Chile, casi siempre es tratable. Para ello es fundamental la detección temprana y el seguimiento correspondiente.
En primeras instancias, se consideraba a la quimioterapia como el único tratamiento posible para el cáncer de mama. No obstante, conforme ha pasado el tiempo y los avances médicos siguen su curso, se han probado otros métodos menos invasivos.
Así ha cambiado el tratamiento en años recientes
Que sea detectada cualquier anomalía que pudiera sugerir la existencia de cáncer en el organismo es una noticia complicada de digerir. Es normal sentirse preocupadas y con miedo ante la falta de certeza que un panorama así brinda.
El lado optimista, si se le puede llamar así, es que el cáncer de mama es uno de los tipos que pueden tratarse, y curarse, con un tratamiento adecuado y oportuno.
Un artículo de la OMS sugiere que a partir de 1980 la supervivencia de pacientes con cáncer de mama se incrementó, gracias a factores como la implementación de programas de detección temprana y diferentes tipos de tratamientos para combatir la enfermedad.
A menudo, quienes reciben un diagnóstico positivo a cáncer relacionan la enfermedad con tratamientos agresivos, creando la idea de que este es el camino a seguir para lograr recuperarse. Lo que no siempre es así, y por lo que deben tomarse en cuenta factores que consideren la etapa del cáncer y el tipo.
La importancia de conocer el tipo y estado del cáncer
Que se analice cuál es la etapa de la enfermedad es de suma importancia para encontrar el tratamiento más adecuado. Asimismo, detectar el tipo de cáncer, pues es la clave para seguir el tratamiento adecuado, afirma Eric Winer, director del Centro de Cáncer de Yale.
Es así como se ha ido evolucionando en el tema de qué tratamientos deben seguirse, personalizando el protocolo para aplicarse en cada caso. Esto no quiere decir que la quimioterapia no funcione, sino que su efectividad depende también de otros factores.
La enfermedad se subdivide en cuatro etapas.
I: El tumor es pequeño y no se ha expandido a otras partes del organismo.
II y III: Su tamaño es más grande y existe el riesgo de que se propague, o ya se haya propagado, a los ganglios linfáticos.
IV: El cáncer creció descontroladamente o hizo metástasis a otras partes del cuerpo.
Por otra parte, los tipos de cáncer son clasificados según los receptores de estrógeno y progesterona en las células cancerosas.
No siempre se recurre a quimioterapia, dice Yale
En una de sus publicaciones Yale Medicine explica que en casos puntuales, donde se consideran las condiciones de las pacientes y las características del cáncer, no recurrir a quimioterapia es la mejor de las opciones.
La quimioterapia, según el Instituto Nacional del Cáncer, es un tipo de tratamiento que destruye células cancerosas, detiene o hace más lento su crecimiento con ayuda de diversos fármacos.
En conjunto con la cirugía, este es uno de los métodos más funcionales para tratar el cáncer de mama, y el que se ha seguido durante los últimos años. Sin embargo, es también una alternativa agresiva para el organismo, pues causa efectos secundarios de importancia.
Algunos de ellos son la pérdida de cabello, fatiga, náuseas, desgaste físico y emocional, entre otros, los cuales pueden permanecer incluso tiempo después de haber finalizado el tratamiento. También se han registrado efectos a largo plazo, como neuropatías o problemas cardíacos, que aunque son raros, implican un riesgo.
Aquí es donde radica la importancia de que se los tratamientos sean personalizados para cada paciente, etapa y tipo de cáncer de mama. En su investigación, Yale Medicine aclara que si un paciente puede seguir un plan menos agresivo, éste suele ser el camino indicado, procurando que la calidad de vida no disminuya en medida de lo posible.
Qué otros tratamientos hay para el cáncer de mama
La American Cancer Society sugiere que algunos tratamientos disponibles para el cáncer de mama como una alternativa a la quimioterapia, son la cirugía y radioterapia. Estos se enfocan en una sección específica del tumor o del cuerpo.
De igual manera hay opciones con medicamentos, tales como la inmunoterapia y la terapia de medicamentos dirigidos, llamados también “sistémicos”, debido a que tienen un alcance total del organismo entero.
Para definir qué pacientes son candidatas a cualquiera de estos tratamientos, la ACS reitera la importancia de que el cuerpo médico especialista a cargo tenga claridad sobre qué tipo de cáncer es y qué tan avanzado está. Así como establecer qué es lo que se pretende con esta metodología y si es viable realizarlo de inicio a fin.
Todas estas opciones deben ser respaldadas por un especialista. Recuerda asistir a tus chequeos periódicos y actuar de inmediato si algo extraño llegara a detectarse.
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