Cuando pensamos en trabajos de alto riesgo, lo primero que llega a nuestra mente son empleos con maquinaria pesada o con fuerte actividad física. Sin embargo, es posible que existan riesgos de salud inherentes a ciertos oficios y resulta imprescindible para la ciencia ubicarlos para poder comenzar a mitigarlos o tomar precauciones.
Estos son los empleos que podrían aumentar el riesgo de cáncer de ovario, según un estudio en Canadá.
Los empleos que podrían aumentar el riesgo de cáncer de ovario, según estudio
Anita Koushik, investigadora y profesora de la universidad de Montreal (Canadá), encabezó un estudio donde se concluyó que trabajar durante una década como peluquera o estilista se asocia con un riesgo tres veces mayor de cáncer de ovario.
Las mujeres que trabajan en estas áreas están expuestas a cientos de productos químicos en altas concentraciones, incluidos tintes para el cabello, champús, acondicionadores, productos de estilismo y cosméticos.
En el estudio que apareció en la publicación especializada Occupational & Environmental Medicine se investigaron 490 mujeres diagnosticadas con cáncer de ovario, recopilando sus profesiones e industrias de trabajo junto a su exposición a 18 agentes de riesgo, entre los que resaltan talco cosmético, amoníaco, peróxido de hidrógeno, fibras sintéticas, fibras de poliéster, colorantes y pigmentos orgánicos, celulosa, etanol, isopropanol, hidrocarburos aromáticos, productos derivados del petróleo y lejías.
Es por esto mismo que las peluqueras o estilistas podrían correr el mayor riesgo de cáncer de ovario, pues la mayoría del tiempo para realizar su trabajo conviven con 13 de 18 agentes que el estudio consideró.
Qué otros empleos podrían aumentar el riesgo
Ante dichos materiales, igualmente se concluyó que los empleos que podrían aumentar el riesgo de cáncer de ovario son las trabajadoras en costura con 85% más de riesgo; también se incluyen ámbitos como las ventas, ocupaciones en el comercio minorista y las industrias de la construcción.
Con respecto a algunos trabajos que mencionamos, Koushik relaciona el cáncer de ovario con el estilo de vida sedentario.
La autora concluyó el estudio dejando sobre la mesa la necesidad de más investigación sobre el tema para su prevención.
Al respecto las investigadoras Melissa Friesen y Laura Beane Freeman, del Instituto Nacional del Cáncer de EE. UU, responden que al excluir a las mujeres se pierde la oportunidad de identificar factores de riesgo para cánceres específicos e investigar variables de riesgo.
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