La apología a la violencia sexual es un tema que no debe ser normalizado ni tolerado, sobre todo en un contexto donde el índice de víctimas de este tipo de agresiones aumenta año con año. De acuerdo con datos de ONU Mujeres, hasta 2019 se registraron 19.2 millones de niñas y mujeres que experimentaron al menos un episodio de estas agresiones.
Hablar de estos temas con ligereza es un comportamiento que perpetúa y normaliza la violencia sexual, además de evidenciar que la cultura de la violación sigue presente en la sociedad de forma tan arraigada, que en muchas ocasiones no se percibe ni se dimensiona la gravedad de las acciones y palabras que le hacen apología.
Violencia sexual, una realidad alarmante para mujeres, niñas y niños en México
La organización National Sexual Violence define a la violencia sexual como todo acto sexual que ocurre sin consentimiento de una de las partes. No tiene una forma específica, pues se manifiesta en distintos tipos como violaciones, abuso, insinuaciones, acoso, incesto, pederastía, entre otras expresiones que responden a actividades no consensuadas, todas igual de graves.
Cualquier persona está expuesta a sufrir violencia sexual, sin embargo, información de la ONU detalla que las mujeres, niños y niñas son quienes son mayormente propensos a ser víctimas. Este aspecto forma parte de una realidad alarmante en México, misma que se refleja en los índices de agresiones sexuales a niños, niñas y menores de edad, las cuales indicaron que tan solo en enero de 2023, se reportaron 2674 casos de abuso a personas de 0 a 17 años, arrojó el SESNP.
Lo problemático de normalizar la apología a la violencia sexual
Ante este panorama y luego de que en años anteriores México ocupara el primer lugar en abuso infantil según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, resulta increíble pensar que todavía hay quienes minimizan estos actos, los normalizan y hacen apología de ellos.
Un ejemplo claro son las recientes declaraciones de Enrique Guzmán, cantante de 80 años, quien en una rueda de prensa dijo que “a su edad, tener relaciones con niñas chiquitas le encanta”. Respuesta que dio ante los cuestionamientos de una acusación por abuso que hay en su contra. Sin importar hacerlo públicamente, con cámaras presentes y a sabiendas de que lo transmitirían por diversos canales.
Sus palabras fueron parte de un presunto sarcasmo, no obstante, no dejan de hacer apología a la violencia sexual en contra de niñas y niños. Además, dan muestra de que pese a que su nieta lo señaló por haber abusado de ella cuando era niña, aún existen quienes creen que hacer este tipo de comentarios es gracioso o está justificado.
También, evidencian lo normalizada que está la violencia sexual en la sociedad, la poca importancia que se le da a las víctimas y la urgencia de comprender por qué hacer apología de cualquiera de los tipos de este delito está mal y no debe ser permitido. Estos comportamientos están plenamente ligados a la cultura de la violación que está presente en todos los contextos y ámbitos, misma que justifica y permite dichos actos, arraigada al machismo, poder y dominación patriarcal.
Tolerancia cero, un paso hacia dejar de justificar todo acto de abuso
Los chistes o bromas acerca de violencia sexual no solo no son divertidos, sino que es una forma de legitimizar los abusos. Lo que contribuye a que las víctimas no se atrevan a denunciar por temor a que no se le preste la atención necesaria para que se le brinde ayuda y pueda obtener justicia.
En México hasta el momento no hay estatutos claros que definan a la apología a la violencia sexual como un delito, tampoco si es en agravio a niñas, niños y menores de edad. Recientemente se busca impulsar una iniciativa de reforma al Código Penal Federal para tipificarlo, reportó la Cámara de Diputados.
Aunque erradicar la violencia sexual y toda actitud que la normalice es una misión que requiere de medidas radicales por parte de las autoridades, como sociedad puede contribuirse, dejando de ser partícipe de cualquier acto que justifique burlarse, minimizarlo o bromear con esos temas.
La ONU establece que algunos pasos que suman son el dejar de culpar a las víctimas, tener tolerancia cero a abusos y apologías, y cuestionarse qué tanto está arraigada en la forma de pensar la cultura de la violación y la misoginia.
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