En 2018 la vida de Ana Helena Saldaña cambió para siempre cuando fue víctima de un ataque con ácido. Desde entonces, se ha dedicado a buscar justicia y ha logrado convertir su voz en un símbolo de la lucha contra la violencia de género; su valiente testimonio no solo ha inspirado a otras a alzar la voz, sino que también ha contribuido a visibilizar las diversas formas de maltrato que enfrentan las mujeres.
Hoy, mientras vive en Canadá y se encuentra a la espera de su primera bebé, a quien llamará Luciana, comparte en exclusiva con NOSOTRAS algunos de sus aprendizajes y desafíos en estos últimos años, así como avances de su caso y su búsqueda de nuevos horizontes.
Entrevista con Ana Helena Saldaña
Platícanos de los desafíos y aprendizajes que te ha dejado este proceso que inició hace un poco más de 5 años
Este camino ha sido una constante de reinventarme en muchos aspectos y de muchas formas, más al haber sido dejar México.
Me fui con la desesperación de empezar algo nuevo y desde cero, en un lugar donde nadie me conociera y pudiera tener una vida tranquila, sin pensar y calcular todo lo que implicaba migrar, dejar a mi familia, irme en el momento más vulnerable de mi vida.
Pero bueno, al final del día, creo que este tiempo que he pasado fuera ha sido para poder reencontrarme, rodearme también de gente que me ha ayudado a sanar en muchísimos aspectos y, al día de hoy, poder construir una familia.
¿Qué ha sido lo más difícil que tuviste que enfrentar en este proceso de recuperación y de retomar nuevamente el control de tu vida?
Por un lado, lo más difícil de haberme ido de México ha sido volver a encontrarme en una situación donde me siento vulnerable. Mi agresor me vino a encontrar acá en Canadá, entonces lo más difícil ha sido pensar que por fin viviría completa tranquilidad y seguridad, y no ha sido así. El costo de dejar todo de empezar desde cero como migrante, fue altísimo.
En México, por otro lado, tener un sistema que nos falla, que realmente no está diseñado pensando en las mujeres ni mucho menos en víctimas, ha complicado todo.
Sin embargo, creo que he tratado de hacer lo mejor que he podido por seguir mi lucha desde acá, que ha sido muy difícil. Pero bueno, al final del día no me voy a dar por vencida, voy a seguir con todo lo que ya empecé y esperando que la justicia llegue eventualmente.
¿Hay avances acerca de tu caso?
Pudimos avanzar de gran manera en muchas cosas. Al día de hoy, mi agresora ya está detenida, estamos esperando juicio y estamos en negociaciones para un abreviado y ver qué podemos lograr y juntar muchas más evidencias que puedan aportar a la extradición que se está buscando, casi de manera independiente, sin recursos o apoyo del gobierno.
Estamos esperando a que a que se logren esos objetivos para poder realizar la jugada final.
Por mucho tiempo tuviste miedo por tu seguridad y tu vida, y mantuviste en el anonimato el nombre de tu agresor. Sin embargo, hace unos meses tomaste la decisión de ponerle nombre y apellido, Óscar. ¿Qué tan difícil fue para ti tomar esta decisión?
Todo llegó a un punto en el que aun estando en México, tomé la decisión de grabar un podcast con Jessica Fernández y la única razón es que quería dar un testimonio por si algo llegaba a sucederme, dejar algo por si me llegaban a callar o a desaparecer, literal. Sé que suena muy crudo, pero es la realidad.
En ese espacio no di el nombre pero cuento por primera vez la historia y luego publico en redes el nombre y la cara en un video que hago con mi abogado, José Luis Nassar, y Alexandra Rojo de la Vega, con el fin de lograr un apoyo de Canadá.
En ese momento él tenía ya una orden de aprehensión que por más de dos años la fiscalía había escondido, entonces ya habíamos esperado el debido proceso, para poder salvaguardar su identidad, pero llevaba dos años prófugo. Entonces también ya dije ‘qué es lo peor que puede pasar, yo prefiero que ya el mundo sepa quién es, cómo luce’.
Lo más grande que ha sucedido es darme cuenta de cuántas otras víctimas hay, algunas por acoso sexual, algunas por abuso sexual, por temas de pornografía infantil. Hay un sinfín de casos que tengo guardados para el momento en el que se presente un juicio a México.
Pasando a temas menos densos, en redes sociales te vemos mostrando tu nueva vida y hasta en una faceta de beauty influencer, mostrando cuidados para la piel…
Pues en este momento justo estoy tratando de concentrarme en mis redes, busco darle de pronto un giro a toda la información con la que he estado conectando con la gente que me sigue, porque me doy cuenta de que también a veces quieren saber más de mí y al final lo que quiero es alcanzar y llegar a más personas.
Si crecen mis redes crece mi fundación, mi proyecto crece, crece todo a lo que me dedico, que me llena y que me gusta. En Canadá he tenido la oportunidad de tener diferentes trabajos, mantenerme ocupada generando ingresos y demás, pero no he encontrado otra cosa que realmente me llene o me haga feliz como lo que yo hago en México.
En cuanto a la familia, estamos esperando que nazca Luciana. Y desde que me enteré que estoy embarazada he decidido pausar y darme ese tiempo para para estar conmigo misma, para descansar, prepararme para todo lo que lo que sé que viene.
Pero sí pretendo volver [a México], aunque me cuestionan mucho el tema de mi seguridad, pero ya no sé en donde estoy más segura: si aquí [en Canadá], donde vive el agresor o en México con toda mi familia, con mi abogado que me cuida muchísimo, con mis amigas, con mi círculo, con mi red de contención que me hacen sentir más segura.
Luego de todo lo que has vivido, ¿qué mensaje le darías a aquellas mujeres que están atravesando por una situación similar?
Empezaría por decir que tenemos que entender que no somos lo que nos pasó, sino que somos lo que hicimos con eso que nos pasó. También creo que es importante ir de la mano de una terapia psicológica, que nos ayude y nos acompañe en ese proceso (…) y una vez que podemos entender esa parte es de alguna manera más sencillo poder empezar a ponerle orden al rompecabezas.
El mensaje es que la vida sigue, que en nuestras manos está también cómo la vamos a querer vivir a partir de aquí.
A mí no me gusta pintarle a las víctimas que a partir de ahora la vida va a cambiar y todo va a ser maravilloso, porque tenemos que entrarle sabiendo que va a estar bien duro, que va a ser más difícil de lo que pensamos, que probablemente nos va a retar en muchísimas más formas de las que podemos incluso imaginar.
Pero si les puedo garantizar que va a valer la pena, entonces creo que siempre es importante que nos acerquemos a pedir ayuda, si no puede ser a un familiar, a una persona de confianza, una amiga, vecina, compañera de trabajo, los colectivos feministas, las fundaciones.
Como futura madre, ¿qué le dirías tanto a tu hija cuando esté más grande como a todas las niñas o adolescentes que ya están empezando a tener amigos y salir a fiestas?
Es algo que me he preguntado todos los días (…) y creo que es imposible mantener a nuestras niñas en burbujas. Así que creo que, como mamá, lo que me corresponde es darle las herramientas necesarias de la A a la Z para que entienda qué está bien y qué está mal, que yo voy a hacer su aliada en todas las situaciones que se le presenten en la vida, que no tenga miedo nunca de usar su voz para decir lo que le incomoda, lo que le duele, lo que le pesa, lo que le sea, que tenga la fuerza suficiente para poder responder por ella en el momento en el que sea necesario, que sepa cuidarse, que sepa protegerse.
Creo que eso es lo único que podemos hacer, tratar de crear mujeres fuertes, resilientes y sobre todo conscientes de la realidad en la que vivimos y del mundo que tenemos.
¿Qué labor están llevando actualmente con ‘No es una, somos todas’?
Bueno, “No es una, somos todas” es una red nacional de mujeres que está en casi todos los estados de la República mexicana. Tenemos diferentes áreas en la fundación donde contamos con abogadas, psicólogas, voluntarias. Necesitamos esa red de contención para víctimas que van llegando.
Tenemos teléfonos de emergencia que están 24 horas en servicio por WhatsApp, donde te pueden asesorar para identificar si estás sufriendo algún tipo de violencia, porque pues, por más absurdo que parezca, muchas veces que las mujeres no están seguras de estar siendo violentadas.
También tenemos números de emergencia para pedir apoyo. Generalmente, la mayoría de casos que nos llegan son porque las carpetas de investigaciones no avanzan, ya se vendieron los abogados que las estaban defendiendo a la contraparte o por temas de corrupción, por lo que intentamos hacer un seguimiento mediante nuestra representación.
Es un lugar seguro donde siempre estaremos dispuestas a apoyar y acompañar a quien lo necesite.
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